DESCUBRA LA TIERRA SAGRADA

Enclavada entre el mar Mediterráneo y las laderas del sagrado monte Carmelo se encuentra Haifa, la tercera ciudad más grande de Israel: un auténtico crisol multicultural de templos, paseos, jardines y enclaves bíblicos. La aventurera ciudad de Haifa también es la popular puerta de entrada a Jerusalén, Belén, Nazaret y otras urbes históricas. Un destino emocionante, transformador y plagado de maravillas, tanto para los fieles y peregrinos como para los viajeros exploradores. La ciudad de Haifa está compuesta por un caleidoscopio de barrios, desde la bulliciosa zona árabe-cristiana hasta la sofisticada colonia alemana, pasando por la vibrante y bohemia calle Masada. Todos ellos conforman una urbe diversa y vivaz. El centro de la ciudad, recién remodelado, es un enclave innovador al que acude la gente más vanguardista del país. En la colonia alemana de Haifa podrá descubrir la arquitectura templaria alemana, con su piedra de color miel y su decoración de caligrafía ornamentada, además de visitar los jardines Bahai, un exuberante espacio con elementos acuáticos y palmeras que alberga el santuario del Bab, con su cúpula dorada. En las laderas del monte Carmelo encontrará la cueva de Elías y el monasterio carmelita. Visite la calle Masada para descubrir su arte callejero moderno, sus eclécticos bares, sus cafés artísticos y sus debates filosóficos. Si desea conocer la incomparable historia espiritual de la región, visite el tradicional pueblo druso de Isfiya, que alberga la tumba de Abu Abdallah, o el monasterio carmelita erigido en Muhraka, emplazamiento del enfrentamiento bíblico entre los profetas Elías y Baal. Podrá disfrutar de lugares llenos de belleza mientras recorre los pasos de las escrituras. Aquellos que visitan Haifa por primera vez acaban regresando.

Muhraka

“En aquel momento, el fuego del Señor cayó y consumió el holocausto, la madera, las piedras y el polvo, y lamió el agua que había en la zanja”. En Muhraka, en el lugar exacto donde ahora se alza un monasterio carmelita, fue donde, según la historia bíblica del profeta Elías, llovió fuego del cielo. Descrito en el Libro I de Reyes, el lugar acogió un concurso de conjura de fuego en el que Elías y su Señor derrotaron a los sacerdotes de la deidad pagana Baal. Desde entonces, esta zona de la ladera sur del monte Carmelo recibe el nombre de Muhraka, “lugar de fuego”, Allí acuden peregrinos cristianos, judíos y musulmanes desde el siglo XII. Puede visitar el monasterio erigido en honor a este relato bíblico. Su capilla se construyó en 1883 sobre una antigua estructura de los cruzados que marcaba el lugar con un altar de doce piedras, a la manera de Elías. También puede admirar la heroica estatua de Elías blandiendo su espada, elaborada con prístina piedra blanca. Es difícil pasar por alto las impresionantes vistas de la ladera de la montaña, donde la llanura de Esdrelón, el sur de Galilea y el arroyo Kishon lucen esplendorosos. Disfrutará de una visita inolvidable, tanto si su viaje es de fe como si es de descubrimiento.

Cueva de Elías

Bajo la superficie del monte Carmelo se oculta todo un tesoro espiritual. A tiro de piedra del monasterio carmelita se encuentra una pequeña gruta que, según la creencia, sirvió como refugio al profeta Elías. En ella descansó tras viajar durante 40 días y 40 noches, rezó antes de su encuentro con los sacerdotes de Baal y se escondió de la ira de la reina Jezabel. Según la tradición cristiana, Jesús, María y José se refugiaron también en la cueva de Elías a su regreso de Egipto. Los musulmanes asocian el lugar con Al Khidr, el Profeta Verde. Hoy día, la entrada a la gruta se encuentra en la ladera de la montaña, al fondo de un sendero y tras una cortina de terciopelo. Aunque su interior no resulte impresionante, el ambiente y su significado espiritual lo son sin duda.

Jardines Bahai

En la cima de una montaña sagrada, en uno de los lugares más venerados del mundo, florece un magnífico jardín. En un entorno tranquilo, sereno y de una deslumbrante belleza, los jardines Bahai rodean los templos de cúpula dorada de los fundadores de la religión bahai. Esta fe, de unos 200 años de antigüedad, es relativamente nueva, pero ya ha sufrido una gran persecución. Es por ello que los jardines son un homenaje a sus orígenes y, al mismo tiempo, un faro que alumbra un futuro con más aceptación y comprensión. Descubra la belleza de sus exquisitos parterres y setos, descanse a la sombra de una palmera y explore las diecinueve impresionantes terrazas con vistas a la bahía de Akko, las colinas de Galilea y el mar Mediterráneo. Los jardines Bahai no solo son un oasis excepcional para levantar el ánimo; también son Patrimonio Mundial de la UNESCO. Un enclave de visita obligada.

Pueblo druso de Isfiya

La religión drusa es una de las más importantes del Levante mediterráneo, ya que cuenta con cerca de un millón de fieles en Siria, Líbano e Israel. El texto central de su fe, las Epístolas de Sabiduría, incluye escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento de la Biblia cristiana y partes del Corán, obras filosóficas de Platón y Sócrates y textos de muchas otras fuentes. Los drusos tienen fama de ser misteriosos y reservados, pero en realidad son muy acogedores y les encanta compartir su cultura y mostrar sus hogares. Tendrá la oportunidad de conocerlos en la localidad drusa de Isfiya, ubicada en las verdes colinas del monte Carmelo, que es uno de los dos pueblos que quedan en la montaña. Los lugareños son hospitalarios, cálidos y entusiastas, e incluso invitan a los turistas a sus casas para mostrarles sus tradiciones y costumbres religiosas. Pasee por el pueblo y conozca a los afables drusos, explore sus apacibles calles y descubra la antigua arquitectura de estilo tradicional del norte de Israel. Despierte sus sentidos saboreando las especiadas comidas étnicas en el bazar. Y tómese un momento para conocer la historia de la religión drusa en la tumba de Abu Abdallah, uno de los tres líderes religiosos que proclamaron la fe.

Jerusalén, Belén y Nazaret

Es probable que Jerusalén, la capital de Israel, sea la ciudad santa más relevante y, sin duda, más conocida del mundo. Ningún otro lugar concentra tantos edificios sagrados de nada menos que tres religiones: cristianismo, judaísmo e islamismo. Esta ciudad ancestral, rodeada por una muralla levantada hace más de 450 años, nunca defrauda a los visitantes gracias a su extraordinaria historia religiosa, que aún hoy sigue muy viva. Desde Haifa también podrá viajar a Belén o Nazaret, destinos emblemáticos en los que le aguardan experiencias mágicas. Belén, con la iglesia de la Natividad y la plaza del Pesebre, es todo lo que podría esperar del lugar de nacimiento de Jesucristo. Del mismo modo, Nazaret, la ciudad de la infancia de Jesús, alberga numerosos santuarios que conmemoran relatos y lugares bíblicos. La capital árabe de Israel es un crisol multicultural de ideas, religiones y esperanzas que garantizan una visita fascinante. La posibilidad de visitar cualquiera de estas ciudades es una experiencia única en la vida. ¿Cuál elegirá?