El gran atractivo de la ciudad alta o acrópolis de Pérgamo (que pretendía rivalizar con la de Atenas) es el antiguo teatro helenístico excavado en la ladera. Con una altura de 36 metros, es el más alto de la antigüedad: sus imponentes vistas debían de haber sido el principal espectáculo. Tiene capacidad para más de 10 000 espectadores en 83 filas y, si se mira de cerca, aún se aprecian los hoyos sobre los que se montaba el escenario de madera del teatro. En la cara norte de la construcción se encuentran las ruinas del templo de Dioniso, dios del vino y el teatro. El templo de Atenea data del siglo cuatro a. C., pero Eumenes II lo modificó alrededor del 170 a. C. En la terraza inferior se erigía el gran altar de Pérgamo, un templo colosal que tardó 20 años en construirse y se veía desde varios kilómetros. Los grabados de los famosos frisos monumentales tallados en mármol, que representan una lucha entre dioses y gigantes, llevan a salvo del sol del Egeo en el Museo de Pérgamo en Berlín desde principios del siglo veinte, pero aún se distingue el impresionante basamento del altar en forma de herradura. Curiosamente, cuando Juan el Apóstol incluyó la iglesia de Pérgamo como una de las siete iglesias del Apocalipsis, es posible que se refiriese al altar como el “trono de Satanás” a causa de su enorme tamaño.
En otro lugar de la Acrópolis se encuentra el tempo de Deméter, construido por Filetero, fundador de la dinastía atálida, y ampliado por Apolonia, esposa de Atalo II. También incluye una zona de gimnasios, levantados sobre tres terrazas. La escalera que conecta el nivel inferior con el segundo es un ejemplo increíblemente bien conservado de construcción de arco y bóveda. Las ruinas del santuario de Hera también descansan aquí. La acrópolis estaba reservada principalmente a la realeza, así que recorrer la calle principal que conectaba la acrópolis con la parte comercial de la ciudad, antaño repleta de tiendas y almacenes, es una experiencia fascinante. ¡Fíjese en las marcas de las ruedas de los carros sobre el pavimento de mármol! La reconstrucción del templo de Trajano es, casualmente, la única ruina enteramente romana de Pérgamo.