Rodas: donde el esplendor medieval se encuentra con paisajes mágicos
En el Mediterráneo hay islas con una fascinante historia, otras con playas fantásticas y otras con paisajes impresionantes. Luego está Rodas, que lo tiene todo. Mucho antes del Imperio romano, multitud de rutas marítimas conducían a Rodas, la más grande de las islas del Dodecaneso, llamada así por sus flores rosas de hibisco autóctonas. A diferencia de otras populares islas griegas, como Miconos o Santorini, Rodas es verde y exuberante, un auténtico jardín en el Egeo oriental. Esta gran isla ocupa un área de 1400 kilómetros cuadrados. Rodas alberga algunas de las fortificaciones medievales más imponentes del mundo, construidas en el siglo catorce por los caballeros de la Orden de San Juan. El palacio del Gran Maestre, prácticamente intacto, es una joya gótica que parece salida de un cuento de hadas y, junto con la calle de los Caballeros y sus 200 callejuelas sinuosas, conforman un vivo y deslumbrante tapiz.
La isla de Rodas es, en muchos aspectos, un microcosmos de Grecia. El casco histórico de Rodas, en el extremo norte de la isla, es, probablemente, la ciudad medieval mejor conservada de toda Europa. A mitad de camino en dirección este, Lindos, a unos 55 kilómetros al sur de la ciudad de Rodas, combina el misterio arqueológico con una impresionante ciudad que recuerda a islas de las Cícladas como Miconos. El lado occidental, por su parte, está repleto de huertos, viñedos e impresionantes ruinas antiguas, como las de Kameiros. El interior de la isla alberga verdes bosques, colinas y remansos de tranquilidad como los Siete Manantiales y el parque natural del Valle de las Mariposas, que recuerda a la campiña del norte de Grecia. Las playas de Rodas son de las más grandes y mejores no solo de Grecia, sino de todo el Mediterráneo.
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