La joya de la corona del Adriático deslumbra con su belleza, historia y cultura artesana. Dubrovnik, protegida por sus imponentes murallas fortificadas, es una ciudad de talla medieval y arquitectura barroca que derrocha opulencia. Sus embriagadores aromas despiertan la imaginación y transportan al viajero al encanto bohemio de sus cafés, bares y restaurantes. Desde lo alto de sus murallas, la imagen panorámica de sus sinuosas calles, las verdes colinas que la rodean y el cristalino Adriático refleja la grandeza de la ciudad en todo su esplendor. Dubrovnik es una urbe espléndida, desde sus imponentes iglesias hasta el deslumbrante mar azul que la envuelve. Déjese llevar por su “fkaja”: el estado de relajación suprema que solo se puede alcanzar en la costa dálmata.