Paisajes mágicos, playas maravillosas
La isla griega de Milos, con forma de herradura y la más meridional de las Cícladas occidentales, es una auténtica perla desconocida del Egeo. De origen volcánico, alberga una impresionante variedad de entornos naturales y playas, con escarpados acantilados multicolores y deslumbrantes aguas cristalinas. Sus cautivadoras formaciones geológicas son el resultado de erupciones submarinas que comenzaron hace unos 3 millones de años. Las capas de lava acumuladas reaccionaron con las aguas geotérmicas de la isla para crear un caleidoscopio de formaciones rocosas y marinas, como la roca de Arkouda, que se eleva espectacularmente desde el fondo del mar en distintos puntos de los 126 kilómetros de litoral de la isla. Si observa detenidamente, con un poco de suerte podrá ver los vapores de las fumarolas, tanto en tierra como en el mar. En la isla también abundan los manantiales. Milos no cuenta con una caldera como la cercana Santorini, pero está llena de maravillas forjadas por la naturaleza que la convierten en todo un festín para los sentidos.
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